martes, abril 04, 2006

Métodos para recuperar la cordura


De un tiempo a esta parte, un trozo de mi se ha vuelto totalmente sicótico. Tal vez sea producto de las interminables horas de rutina que pueblan mi vida, donde ya ni los ladridos tienen sentido semántico para mí. Es decir… ¿qué diferencia hay entre un WOW y un GUAU? ¿O entre un GRRRR o un GGGGGGGGG? Nada, sólo el vacío de horas perdidas… ¿quién soy? ¿qué soy? Un kiltro sin pasado, con una ascendencia genética distorsionada, que vive en medio de una familia adoptiva que me inventa canciones y que es digna de un Reallity Show del tipo The Ousbournes (o como coño se escriba).
Más tarde me dedicaré a una descripción exhaustiva de esta manga de engendros (a los que quiero mucho… no confundir amor con catatonia intelectual frente a sus idioteces). Ahora sólo hablaré de mi, porque soy una perra autorreferente.
Pues bien, en medio de la pérdida del sentido de la existencia propia, decidí establecer una serie de experimentos para intentar recuperar la cordura perdida. Estos intentos son más o menos así:

1. Convencer a una tropa de ratones incautos para que se metieran en la cocina de la casa, y luego deshacerme de ellos. A la tradicional manera animal. Me declararon persona non-grata, falsa y estafadora… pero nadie les dijo que la vida era fácil.
2. Meditar cada vez que entono un ladrido. Antes y después, para establecer cuál es el sentido de ladrarle a pájaros que no alcanzo a ladrar o a personas que me miran con cara de lástima cuando les grito tras las rejas. Esto ha disminuido la cantidad de ladridos malgastados.
3. Yoga. Básicamente intentar morder la cola y estirar mi columna hacia atrás.
4. Conversaciones con la tortuga de la casa. No sabe nada del mundo, pero es más vieja que yo… algo más entenderá.
5. Mirar el techo, sobre todo la parte donde se les olvida que ya regaron, en el segundo piso, donde ya se ha formado una interesante mancha multiforme.

Eso por ahora… no ha dado mucho resultado, pero no he logrado convencer a mi familia de que me lleve al sicólogo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, siempre puedes fumarte un porro de pasto de jardin

azvin dijo...

Life is a bitch... and so am I.

Paloma Soto Carmona dijo...

Peor es mascar la ucha... dicen